Con motivo del puente de Santiago y, dado que sería el último fin de semana largo del que íbamos a poder disfrutar, decidimos hacer la última ruta por Rumanía, esta vez tocaría la región de Valaquia (al sur del país) y la famosa carretera Transfagarsan.
Esta vez la gente tenía planes distintos así que seríamos únicamente tres los viajeros: Alex, Pablo y yo los que recorreríamos la Rumanía profunda, puede que por última vez en este año de beca que, poco a poco, va llegando a su fin…
Viernes 22
Salimos del trabajo y fuimos directamente a la oficina de alquiler de coches. La primera etapa sería muy breve así que condujimos con bastante calma por una de las mejores autopistas de Rumanía hasta llegar a Curtea de Arges (las carreteras rumanas se merecerían una entrada aparte, pero esta vez parecíamos estar en un país desarrollado).
En principio íbamos a dormir en alguna granja de turismo rural como se recomienda en la guía pero al final, tras comparar precios, decidimos quedarnos en la Pensión Ruxi donde por 25 euros dormiríamos los tres y seríamos tratados estupendamente.
Cenamos en uno de los mejores restaurantes por un precio de risa las exquisiteces de la región y luego decidimos salir a tomar algo. Al final acabamos en una discoteca rumana, algo que a ellos les encanta y que yo no consigo entender. Básicamente consiste en un garito oscuro (o muy iluminado, no tienen término medio; y cuando digo muy iluminado me refiero con focos que iluminan como el sol de un mediodía de verano) y música de teclado electrónico, acordeón y alguna guitarra a un volumen altísimo y generalmente en directo…
Sábado 23
Madrugamos bastante, nos ofrecieron desayuno en la pensión y nos pusimos rumbo hacia el norte. La idea era atravesar la Transfagarasan para llegar a Sibiu con varias paradas.
Decapitación en Poineari
A muy poquitos kilómetros de Curtea de Arges se encuentra
la fortaleza de Poienari que se supone es el
verdadero castillo de Vlad Tepes (aunque aquí, y según ellos, todos son el verdadero), para llegar hasta la cima tuvimos que subir 1500 escalones que fueron más suaves de lo que nos esperábamos. Un poco más hacia el norte contemplamos el inmenso
Lago Vidraru y la enorme presa que lo contiene. Más tarde, a mitad de ruta, paramos a comernos unos bocadillos contemplando el lago desde la otra orilla.
Lago Vidraru
Condujimos por la Transfagarsan y nos fascinamos por el paisaje, la temperatura cayó unos 15 grados mientras la recorrimos y pasamos de un calor abrasador en la parte baja a un frío considerable arriba e incluso se podía ver algo de nieve.
Transfagarasan de sur a norte
A media tarde llegamos a Sibiu, donde habíamos estado hacía ya más de 8 meses en nuestra primera ruta por el país. Seguía siendo encantador y con esas casas con sus tejados tan típicos en forma de ojos. Esta vez, encima, estaba repleto de gente que paseaba por las calles peatonales. Cenamos en el mejor restaurante de la ciudad (o eso nos dijeron) y luego salimos a recordar aquella noche de principios de noviembre… acabamos animando a todo un bar subidos a una tarima y habiendo dejado la vergüenza en casa.
Domingo 24
Nos levantamos relativamente tarde, desayunamos para reponer fuerzas e iniciamos la ruta hacia el sur. El día era prácticamente de carretera con algunas paradas en ciertos puntos de interés según la guía y que pudimos comprobar que no compartíamos el mismo “interés”. El balneario de aguas termales resultó ser una piscina y los preciosos monasterios resultaron ser más de lo mismo (ya nos habíamos hartado por la región de Bucovina).
Paramos a comer algo en Ramnicu Valcea, un pueblo demasiado desierto y con poco interés. De allí continuamos bajando hasta Craiova, ciudad que todo el mundo menosprecia por no tener nada y a los que podríamos darles la razón. La plaza del ayuntamiento tiene cierto encanto y hay un espectáculo de luces al que no llegamos por 20 minutos… ¡lástima! Cenamos en una terraza con orquesta y como refrescó, decidimos volver pronto a casa, esta vez dormiríamos en una pensión un poco a las afueras y, también, muy barata.
Saltando en Craiova
Lunes 25
Durante el lunes no teníamos muchas intenciones de hacer turismo ya que no hay nada remarcable por la región así que iniciamos la vuelta hacia nuestra “querida” Bucarest a una hora bastante prudencial. Paramos
a comer en un restaurante de carretera donde nos sorprendieron gratamente los mici (típica salchica de la zona) y luego nos incorporamos a la autopista por la que habíamos iniciado la ruta.
Antes de llegar a Bucarest paramos en un par de puntos interesantes bastante cercanos a la ciudad, el Palacio de Mogosoaia y el lago de Buftea (menos impresionante de lo que esperábamos).
La ruta completa que hicimos, fue más o menos esta:
Ruta por Valaquia