Archive for February, 2012

Visitando Tokio

February 13, 2012

Pese a que mi vida es un poco desastre últimamente, si hay algo que tengo claro es que, haga lo que haga, quiero seguir viajando. Gracias a un ofertón de Alitalia (que parecía ser un error en la página web y al final quizás no lo fue) conseguí volar a Tokio por 240 euros ¡ida y vuelta!. Aunque tenía intención de irme solo al final se apuntaron tres valientes aventureros…

Como muchos sabéis, suelo viajar con un cuaderno de viaje donde voy apuntado las experiencias vividas día a día. La intención no es otra que poder releerlo en un futuro y recordar todo lo vivido, más o menos como este blog, así que tampoco me extenderé mucho en contar todo lo que pasó durante nuestra semana en el imperio del sol naciente.

Las 36 horas de vuelto que tuvimos desde que salimos de casa hasta que llegamos a nuestro hostal se hicieron bastante largas y duras pero la emoción y las ganas por llegar hicieron que el cansancio se diluyese nada más pisar suelo nipón.

Si tuviese que definir Tokio en pocas palabras me atrevería a decir que consiste en el caos ordenado, y digo caos porque desde fuera es complicado entender como puede funcionar casi a la perfección una máquina tan enorme. El consumismo llevado al extremo, la sociedad del comprar y tirar (o revender en tiendas de segunda mano), los metros superpoblados, la lujuria y el afecto contenidos y liberados en los lugares más insospechados…

Amabilidad japonesa

Amabilidad japonesa

Si algo me sorprendió, por encima de casi todo, es que la gente de allí no habla casi nada de inglés. Supongo que estoy mal acostumbrado a viajar por sitios donde entenderse en el idioma común es bastante fácil pero no me esperaba que en una potencia mundial como Japón, la mayoría de la gente careciese de los conocimientos básicos de dicha lengua. No obstante, lo subsanan con una amabilidad extrema, sonrisas en todo momento, hasta cuando te dicen que has perdido el avión, abuelas que te acompañan en un paseo de 20 minutos para llevarte a una dirección, jóvenes a las que les regalas unos caramelos y parece que les entregases todo el oro del mundo, notitas de “Hello Kitty” en la comida del avión…
Aterrado en la cápsula

Aterrado en la cápsula

Sky Tree

Sky Tree

Vivimos, sufrimos y experimentamos Tokio al máximo que pudimos. Pateadas incensantes de hasta 14 horas en un día, comimos en los sitios más raros que encontramos siempre y cuando nuestro presupuesto nos lo permitió, dormimos en una cápsula que resultó ser menos agobiante de lo que podía parecere, ascendimos a una planta 50 y contemplamos el monte Fuji eclipsando el sol, flipamos en colores (por los neones) al ver edificios enteros de recreativas y sex-shops de 7 plantas, nos purificamos con humo antes de acceder a templos impresionantes, nos creímos guerreros al a carga al cruzar el paso de peatones más transistado del mundo, visitamos tiendas de segunda mano donde encontrar tecnología casi “al peso”, disfrutamos váteres con hilo musical para enmascarar tus comprometidos sonidos, paseamos por los jardines del Palacio Imperial sintiendo estar en un oasis entre rascacielos, sentimos pena y alegría al fotografiarnos con Hachiko, creímos vivir en el futuro al pasear por el barrio de Odaiba, nos defrudamos con la Torre de Tokio y lo compensamos con su Sky Tree… En definitiva, que disfrutamos de todo aquello.
Torre de Tokio

Torre de Tokio

Boda en NY/Tokio

Boda en NY/Tokio

La verdad es que pese a haber tenido mucha suerte por encontrar unos billetes tan baratos, la fuerza del Yen frente al Euro (1€ = 100¥) hizo que tuviésemos que contenernos a la hora de compar cosas. Si se tiene la suerte de encontrar el Euro fuerte, se podrá disfrutar muchísimo más de todo aquello o, por lo menos, de manera más asequible que una coca-cola a 8 euros, se mire por donde se mire, es un robo.

Monte Fuji

Monte Fuji

No sé si volveré algún día a Tokio o no, reconozco que me ha impresionado menos que mi primer viaje a Asia pero supongo que la novedad tuvo mucho que ver, pero pase lo que pase, habrá cosas que no olvidaré nunca… Sayonara!