Hace ya 10 días que se llevó a cabo la esperadísima quedada Erasmus en Madrid, me gustaría haberla relatado con mucho detalle pero con tantos días de por medio me da algo de pereza así que resumiré el gran acontecimiento en menos líneas de las habituales.
La quedada llevaba ya mucho tiempo planificada, ya que tras muchos intentos de quedadas multitudinarias que al final no llegaban a fraguar esta prometía atraer mucha gente, algo que apetecía porque ya hace más de 6 meses que no nos veíamos las caras. Cabe decir que la quedad oficial era el sábado porque el viernes había mucha gente con cenas de empresa o de clase, pero el viernes conseguimos juntarnos muchísimos.
Como era de esperar, la organización quedo un poco en segundo plano y reemplazada por la improvisación tanto a la hora de cenar, beber, dormir y como pasar el día, no nos engañemos, nos gusta improvisar y todos estuvimos de acuerdo en dejar que los acontecimientos fluyesen hacía uno u otro lado.
Guille y yo llegamos el viernes a la Av. América donde tres maravillosas mujeres nos esperaban como a marineros que vuelven tras muchos meses de soledad en el mar, nah, en serio, besos, abrazos y mucha alegría de volver a vernos, eran Tere, Didi y Gemmita. De la estación a casa de Tere a dejar todo y luego a casa de Santi donde nos reencontraríamos la mayoría. Después fuimos a cenar al Museo del Jamón lugar donde no nos trataron del todo bien, era tarde, habían cerrado la cocina y los camareros tenían ganas de pirarse a casa. Luego fuimos a beber a la plaza de Santa Ana, donde fue apareciendo más gente y de ahí a un bar llamado Black Jack donde había una cola tremenda, pero por circunstancias de la vida conseguimos ponernos muy cerca de la entrada. Allí seguimos bebiendo, con besos, abrazos, caras de felicidad y muchas ganas de revivir viejos momentos. Cuando cerraron a dormir, cada uno a su casa y los de fuera a las casas que amablemente nos acogían aunque hubo planes de última hora y cambié la cama por un sofá. El sábado, como la gente también tenía cosas que hacer, cuatro paletos (Charly, MaryQueen, Guille y yo) decidimos darnos un paseo por la capital para percibir su grandeza y más en fechas tan señaladas ya que había gente por todas partes. Comimos en El Tigre sitio recomendado por MQ, que nos costó un ratito encontrar pero mereció la pena. Nos sentamos en un parque de Plaza España y dejamos correr el tiempo para luego volver a casa, preparnos y volver a salir. De nuevo cena en el mismo sitio que el día anterior (esta vez nos trataron mejor aunque el precio siguiendo siendo, a mi parecer, exagerado). De ahí a la universidad a beber donde fuimos “encorridos” por la policía ya que está prohibido beber, la verdad que era gracioso ver a tanta gente corriendo en estampida perseguidos por dos policías. Luego a la discoteca que ya acostumbro a frecuentar cuando voy a Madrid, El Copérnico. Allí quemamos los últimos cartuchos, muchas risas, fotos y desfase que nos dejaron derrotados, así que en cuanto cerraron una amarga despedida, un “esto hay que repetirlo” y una separación. Luego a casa a dormir que el domingo se planteaba duro…El domingo nos levantamos tras haber dormido demasiado poco, esta noche también dormí en el sofá aunque más incómodo porque Lili se cogió el sitio bueno. Con tres horas o cuatro de sueño nos pusimos rumbo al metro, de allí a la estación de autobuses, otra amarga despedida y a dormir en el autobús.
Como podéis leer, he sido batante objetivo contando el fin de semana, no me ha salido la vena sentimental, pero el Charly, refleja perfectamente en su blog lo que sentí, no dudéis en pasaros y saber que efectivamente, da gusto ver como el tiempo pasa y eso no consigue separarnos.